Rock'n'Roll Year
- Juliana Quevedo
- 15 mar 2019
- 4 Min. de lectura
Creer es crear. Si miramos detenidamente a nuestro alrededor todo fue primero una idea que finalmente se materializó, porque antes de la creación física existe siempre primero una creación mental. Por lo tanto, nuestros pensamientos determinan en gran medida nuestra realidad actual. Si controlas tus pensamientos controlas tu vida. Lo difícil es ser conscientes todo el tiempo de lo que pensamos y si hoy no tienes el resultado esperado, es porque no te has detenido un momento a evaluar cómo estás enfocando tus pensamientos: “Yo no soy capaz” “A mí me da demasiada pereza” “A mí todo me engorda” “Yo nunca consigo el trabajo que quiero” “Tengo el palito para el hombre que no me conviene”. Todo esto repetido constantemente hace que el cerebro finalmente se lo crea como una verdad absoluta y creerlo hace que se convierta finalmente en una realidad.
Si buscas un cambio en tu vida exterior debes primero tener un cambio en tu vida interior y en la manera como piensas o cómo escoges tus pensamientos. Liberarte de viejas creencias, perdonarte, aceptarte, dejar atrás viejos hábitos y maneras de pensar y adoptar nuevas formas de pensamiento donde dejes de controlar desde el ego, desde el yo, desde la frustración y el sufrimiento y simplemente vivas la realidad y el hoy tal cual es, liberándote de círculos mentales viciosos que no están llevándote a alcanzar tu máximo potencial.

La primera semana de enero del 2019 me senté frente al computador y empecé a echarle cabeza a mi primera meta del año: 10 de marzo rock'n'roll Medellín media maratón. Soy una persona bastante visual: observadora, aprecio los detalles, recuerdo fácilmente una cara o una calle... y entonces junto con mi primera meta empecé también a pensar en el nuevo año y lo que quería tener en él, y entonces diseñé mi propio “key visual”. La visualización es demasiado importante para lograr objetivos, porque al crear imágenes mentales nos conectamos emocionalmente más fácil con eso que queremos que sea real.
El pensamiento construye miles de escenarios, nunca se queda quieto. Finalmente es la máquina más poderosa, la más imaginativa, la que nos lleva a visualizar aquello que aún no existe. Nos deja disfrutar de una gran herramienta: la visualización. En mi opinión es la técnica más importante para lograr aquello que queremos, que aún no es tangible pero que soñamos con conseguir. Es entrar en una preparación desde la focalización en los elementos que se necesitan para alcanzarlo, incluyendo todos los sentidos, para poder conectarse con ese momento desde todos los ángulos posibles.

Miré mi marca personal en esta distancia (21 kilómetros) y sin ser ambiciosa quise simplemente poder volver a lograr esa marca que no hacía desde esa vez (rock'n'roll Brooklyn 14 de octubre de 2017 1:42:05) y mejorarla tal vez un poco, unos 2 minutos para redondear el 40. Sin contar esa primera semana de enero que ya casi terminaba, marco entonces 8 semanas en mi Excel con una novena semana que llamo la “race week”. Escribo los respectivos fondos cada domingo con una curva de subida y bajada, finalmente detallo las semanas y cargas, agrego otras actividades de fortalecimiento y actividades adicionales para no trotar todos los días y ¡voilà! finalmente ya está listo “mi plan”.
Cumplirlo obviamente era ¡bastante importante! Ponerme tiempos, intervalos, fondos, respetar cada cosa que escribí. Aquí no le estaba respondiendo a nadie más que a mí misma. Y digamos que lo logré casi muy exactamente según lo planeado, ya que algunos días trajeron su afán habitual y la incontrolable vida hizo lo suyo, porque aunque seamos muy disciplinados debemos siempre tener una mentalidad flexible frente a nuestro plan, nuestra rutina, nuestra vida. Así que se adaptaron las cosas un poco según las necesidades y solo una semana se cambiaron las cargas por una periostitis tibial, pero de resto… ¡estamos al pelo!
Hay dos cosas que nos mueven en la vida: tener metas y tener el plan para seguirlas. “Quien no se conoce, no sabe para dónde va y todo le sirve” ... Debemos centrarnos en nosotros mismos y luchar por lo que nos mueve y nos hace feliz, en vez de pensar en lo que los demás piensen o esperen de mí. Lo que hiciste o dejaste de hacer solo te lo debes a ti y nadie más. Ganar es relativo, personal e intransferible. Y tu ganancia tal vez sea muy diferente a la mía. No le debemos a nadie más que a nosotros mismos. Entonces concentrémonos en lo importante y aprovechemos cada segundo de nuestra existencia en SER lo que queremos.

Corrí entonces ese domingo 10 de marzo sin miedo, sin dudas ni desconfianza, conectada conmigo, con el ego guardado, sin ideas preconcebidas o suposiciones pendejas que te desconectan de lo importante. Con un número en la cabeza que finalmente se reflejó en la marca que logré en el reloj (1:39:12, un minuto por debajo de lo propuesto). Convencida de que se podía, con las ganas de sentirme viva en cada paso, con una sonrisa de oreja a oreja, con un agradecimiento constante con el momento, con un pacer que me ayudaba a cumplir mi meta, con mis compañeros runner's con quienes nos dábamos ánimo al cruzarnos en el camino o aquellos que se nos pegaban a rueda creando una sinergia de equipo. Con la convicción de que esto que hacemos los locos que corremos es porque nos apasiona… con el pleno disfrute y la convicción de seguir llevando a la memoria más que números y récords ¡grandes experiencias de pura vida!

“Soy lo que sobrevive de mí” (Erik Erikson)
Lo que sobrevive en nosotros a través de la experiencia nos convierte en lo que somos.

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