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Una obsesión... Boston

Foto del escritor: Juliana QuevedoJuliana Quevedo


Boston no lo es todo… Es una carrera emblemática que todo maratonista quiere conquistar alguna vez en su vida, pero no puede ser una “moda” o lo que nos defina como runners. Correr va mucho más allá de una clasificación y un tiempo. Ahora es mucho lo que veo en redes sociales: esa obsesión y ese único enfoque; se pierde el proceso y se busca la fórmula mágica para pasar de correr un 5k a Boston; cuándo hay tantos propósitos detrás de correr.


Y no es que no soñara con ir, ¡claro que quería! Me tomó 10 años lograrlo y no me parece que fue mucho ni fue muy poco, si me tocara esperar toda la vida ¡lo haría!. A mí me llegó cuando tenía que llegar, no precisamente cuándo se alinearon los planetas, sino cuándo era el momento de ir.


Mi primer maratón fue en el 2014 y en el 2017 por primera vez logré la marca mínima, pero bajaron el corte 5 minutos y quedé por fuera. Y luego de eso vino una pandemia y varias desafortunadas lesiones que me alejaron de correr en el tiempo que necesitaba, pero igual seguí corriendo y disfrutando el proceso. No corro solo por Boston, no corro solo por sumar medallas.


El día que me “solté” de la clasificación, el día que me liberé de los números, que cambié de método de entrenamiento, haciendo menos kilómetros basura y más de calidad y me enfoqué en fortalecer (mi físico y mi cabeza)…. algo cambió.


Estuve un año y medio sin correr maratones (porque se vale ser maratonista sin correr una cada 6 meses) y finalmente llegó el día de correr en una ciudad en la cuál soñaba hacerlo: PARIS. Sin estrategia, sin esperar un resultado, solo confiando en que llegaría a la meta sin dolores (la última meta fue bastante dolorosa) y con una gran satisfacción de lo que lograra conquistar ese día (porque mi coach me dijo que no había estrategia, que podía darme rangos pero nunca una estrategia) “el día de la carrera, la carrera te pone donde debes estar” y debes sentir tu cuerpo, confiar y darlo todo. Ese día logré mi PR, mi mejor tiempo fuera de mis propias expectativas y de las métricas que arrojaban los programas de mediciones de entrenamiento ¿Qué te metiste juliana? Confianza, amor por lo que hago y sobre todo, me solté: del resultado final, de no tener que dar explicaciones, de correr lento o rápido, de clasificarme o no clasificarme, de mejorar o no mi tiempo, de cumplir las expectativas de los otros o no, del que dirán, ¡De TODO! Y cada kilómetro apreté más y confíe en lo que era capaz. Sobre todo, no hubo en segundo en el cual no sonriera, no hubo un momento de duda ni de dolor (fuera del dolor normal de correr 42.195 kilómetros). ¡Fue hermoso! Y así quiero que sean cada una de las carreras que haga el resto de mi vida. 


Disfruta absolutamente TODO, cada kilómetro, agradece correr, porque no sabemos cuándo es la última vez que vamos a poder hacerlo.

 
 

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