
Mientras esperaba que llegaran mis compañeros de trote para subir palmas, escuchaba la conversación de dos ciclistas. “Porque será guevón que nunca en mi vida, en el tiempo que llevo montando he escuchado decir a un ciclista que es su mejor día para montar, siempre tienen un dolor, una lesión, o está cansado…” fue inevitable escucharlo y reírme. Ellos me miraron, y quien hablaba, me dice “¿es verdad o no?”. Yo le dije que tenía toda la razón y le respondí: “o dicen: hoy voy a subir más suave marica”. Reímos, y cada quien siguió en lo suyo.
Por lo general, las personas que montamos, no lo hacemos solos, y mucho menos si es para subir palmas… una ruta famosa para quienes quieren en semana, en poco tiempo, exigirse y darlo todo en 15,6 kilómetros de ascenso. Una ruta que nos apasiona, que es de días, algunos más fáciles que otros, pero siempre se suda y se disfruta, esperando, o por lo menos por mi parte, no sólo la recompensa de ver el letrero del “alto de las palmas”, si no además los pandeyucas con capuchino caliente que te esperan al llegar… y coja calorcito para la bajada, y póngase la chaqueta rompe vientos, que hace frío de ahí para abajo.
Los primeros kilómetros son un poco incómodos por el tráfico, pero luego de unos 3,5 km, se vuelve un poco más “autopista” y se despeja. Tiene marcado cada kilómetro, por lo que después de unas cuantas veces de uno subir, se aprende de memoria donde esta cada una de las vallas y con que número. Los últimos, son un poco más duros, con el famoso “peñasco”, y los 500 metros antes de coronar con la “curva de judas”.
Luego de escuchar las palabras de los ciclistas ese día, mientras trotaba pensaba… La verdad, competitiva sí soy, pero la competencia creo que es más conmigo, no con el que va con uno, ni él de adelante, ni él de atrás. La motivación siempre es alcanzar al primero, es un referente, por puro orgullo propio de superarse, y bajar el tiempo que uno se demora subiendo… Cada uno tendrá su motivación. Pero a veces el hecho de subir con otras personas y no saber como ese día el cuerpo va responder, sí uno subirá más rápido o más despacio, nos condicionamos, y es ahí cuando comienza la mente a crear y a escupir palabras, sacando excusas, para escudarnos debajo de ellas, y tener pretextos para no ser los mejores, o por si nos da duro y nos cansamos, como cualquier ser humano, poder crearnos ese pajazo mental de que los otros entiendan el porque soy débil, y decirse a uno mismo la razón, o tener un por qué disfrazado debajo de la manga, para entender ese día por que no logré lo esperado.
Los pretextos al final, son más para nosotros mismos que para los demás. Para justificarnos, y lavarnos las manos. Para no sentirnos mal. Si amamos y estamos convencidos del disfrute que nos produce y el para que lo hacemos… observemos lo que pensamos y seamos coherentes. La duda es la resistencia interior. La duda, es la desconfianza. No siempre a nuestras capacidades físicas, sino más al que dirán, a la opinión, a lo que los otros piensan. Al pronunciar las excusas, a veces las convertimos en realidades, porque el subconsciente nos cree, y se pone a trabajar en eso. Y si nos condicionamos desde un principio, así sucederá. O en el mejor de los casos, digamos que logramos el objetivo del día con el mejor tiempo posible, pero tuvimos ese colchón, ese salvavidas en caso de que se nos acabara el combustible físico, o mental. Vivimos tan preocupados por la vida del otro y lo que vean en nosotros, que nos olvidamos de ser nosotros mismos. Se nos olvida inspirarnos en lo bueno que tenemos alrededor, y observar la grandeza del momento con el que nos estamos conectando.
Vigile su respiración, escuche sus pensamientos, sienta su cuerpo y el esfuerzo que hace. Mejore su técnica, siéntase orgulloso y propio de esa oportunidad. Agradezca poder hacer lo que hace, y que lo hace de la mejor manera posible. Crea que puede dar más, y póngase metas con paciencia. Respire… y hágase dueño de su caminar. Póngase objetivos según su percepción de sí mismo y su entrenamiento, y que nada ni nadie lo mueva de ahí. No se compare… cada uno tiene sus prioridades, y su enfoque. Nadie sabe la vida de nadie… ni el entrenamiento de nadie. Hoy para usted puede ser un día donde tenga que correr al 80% de su capacidad, pero otro puede ir en su día de descanso…
Por eso, cada vez que vaya a hacer algo, ya sea correr, rodar, nadar, o cualquier cosa en la vida, evalúe sus palabras, corrija los hábitos mentales comunes, sea consciente, enfóquese en el momento, y pregúntese para que lo está haciendo… y si lo disfruta.
No hagamos suposiciones, y demos el 100% en todo … y si escucha las excusas pendejas de otro, ríase y cédale la carga a él mismo… no se contamine… Mayo 16 de 2014.
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